Cada estación tiene su propio encanto en la finca. Sin embargo, la primavera es especial porque representa el despertar de las vides, el momento en que los sarmientos comienzan a brotar después del largo descanso invernal.
En este contexto, justo antes de que las plantas se empiecen a vestir de verde, tiene lugar un fenómeno vegetal muy singular: el lloro de la vid. Si la planta llora, la primavera en la finca comenzó.
¿Qué es el lloro de la vid?
El lloro de la vid es un fenómeno natural que sucede en la finca cuando la temperatura media del suelo alcanza los 10 grados y el metabolismo de la planta se empieza a activar. El ascenso de las temperaturas, sumado a las horas de sol y a la humedad del suelo, hace que la savia comience a circular y el sistema radicular de la planta (las raíces) entre en acción.
A través de este proceso, la vid absorbe agua, hormonas vegetales, nutrientes y minerales del suelo, y la savia comienza a irrigar desde las raíces a todas las partes aéreas de la planta que se preparan para brotar y dar frutos. Una vez que la savia alcanza los bordes de los sarmientos que fueron cortados durante la poda invernal, “la planta llora” para curar sus heridas.
Este “llanto” se materializa en pequeñas gotas de líquido transparente -en apariencia similar al agua- que en realidad son producto de una mezcla de sustancias vegetales que preparan a las plantas para continuar con su ciclo de desarrollo que culmina en la vendimia.
¿Por qué se produce el lloro de la vid?
El principal objetivo del lloro de la vid es cicatrizar las heridas que se producen en la planta con la poda invernal. Esta sustancia que brota de la planta le permite curarse y protegerse de agresiones externas como las plagas y otras enfermedades del viñedo.
Hacia el final del lloro, los cortes de los sarmientos se recubren de una sustancia de textura gomosa que es producida por bacterias que viven sobre el derrame y las sales, minerales y sustancias orgánicas disueltas en el lloro. Así, los vasos conductores de la vid se “taponan” y el llanto cesa.
¿Por qué se produce durante la primavera?
El lloro sucede durante la primavera porque es la estación en que se activa el metabolismo de la planta a través del clima, el sol y el calor del suelo.
Además, una vez que finaliza el período de lloro, con días más cálidos y noches que no son excesivamente frías, la planta continúa su desarrollo con las reservas acumuladas en sus raíces y en el tronco. Así, las yemas de los sarmientos comienzan a hincharse y prepararse para brotar. De allí nacerán los nuevos sarmientos, hojas y -por último- las uvas.
¿Qué cantidad de lloro desprende una planta?
No hay una cantidad de lloro estándar o adecuada, ya que en este fenómeno natural influyen distintos factores. Entre ellos, podemos destacar dos:
- Por un lado, cuál es el grosor del corte al realizar la poda. A través de estos cortes los podadores seccionan los vasos conductores del viñedo, por lo tanto, la manera en la que se haya podado influye directamente sobre el lloro unas semanas después.
- Por otro lado, también es clave el momento en que se haya llevado a cabo la poda del viñedo; cuanto más tarde y más cerca de la primavera se poda, más llora la vid.
Asimismo, en la cantidad de llanto también influyen factores como el clima del año y el vigor propio de las plantas. Por lo tanto, suele variar poda tras poda y entre las distintas vides.
Importancia de este fenómeno para la cosecha
Ninguna instancia del ciclo de la vid es “un momento más” para la planta, sin embargo, el lloro es especialmente trascendental en su desarrollo, tanto como la poda invernal. De la eficacia de la poda y la elección del momento justo dependerá que la vid llore cuando debe hacerlo y permita así la correcta foliación de la planta; es decir, el nacimiento oportuno de las hojas.
Las hojas son una parte vital de nuestras plantas, ya que son las responsables de realizar la fotosíntesis. Este proceso se lleva a cabo cuando la clorofila de las hojas transforma la energía solar capturada, en agua y dióxido de carbono, y finalmente en glucosa y oxígeno. Así, la energía almacenada en la glucosa se liberará en otros procesos biológicos en que la planta lo requiera. Además, en las hojas se forman las moléculas de azúcares y ácidos que posteriormente se acumularán en cada fruto y determinarán su sabor.
Por lo tanto, el lloro es fundamental para el desarrollo de la vid y la obtención de frutos de la más alta calidad durante la cosecha o vendimia.